CRISTINA PALACIO PSICOLOGÍA

¿Crees que tienes ansiedad?

¿Crees que tienes ansiedad?

Para hablar de ansiedad hay que hablar primero de estrés. El estrés es una emoción que tenemos todas las personas en un momento dado ante una situación difícil. Este estrés nos permite reaccionar de manera adecuada a la situación. Por ejemplo: en un examen me pongo nerviosa porque no sé qué me van a preguntar, pero eso hace que cuando vea las preguntas me venga la información mucho más rápido que cuando estoy en casa repasando y, al final, me sale todo muy bien. Ese es un estrés adecuado, pero también hay veces que nos pasamos de revoluciones, ahí es cuando podemos hablar de ansiedad.

¿Alguna vez te ha pasado que vas al examen, te lo sabes todo, y te quedas en blanco? ¿Tienes una exposición en el trabajo y, aunque lo has practicado mil veces, no sabes qué responder cuando te preguntan? ¿Alguien te habla y entras en pánico porque no sabes qué decir? Eso es porque nuestro nivel de alerta está funcionando mal, es decir, nos hemos pasado de revoluciones y nuestra respuesta no es adecuada a la situación.

La ansiedad no solo se ve cuando respondo mal y no sé cómo reaccionar. También podemos notar ansiedad cuando estamos contantemente agitadas, no paramos de movernos, tenemos sudoraciones, palpitaciones… Además, en muchos casos puede afectar al sueño y a la alimentación. En la mayoría de los casos, la ansiedad impide dormir adecuadamente, estamos muy activas y te pasas todo el tiempo dando vueltas en la cama para coger el sueño o despertándote continuamente a lo largo de la noche. Con la comida la ansiedad de porta de manera diferente, porque a veces hace que comamos un montón y otras veces nos cierra el estómago y no puedes comer nada.

Por otro lado, a nivel físico la ansiedad también puede producir problemas. Si has hablado con tu médico y te ha dicho que no hay causa para un problema de este tipo, lo más común es que después te diga que puede ser por ansiedad o estrés. Dolores musculares, jaquecas, dermatitis, caída del pelo, conductas de rascado… Esto siempre es muy importante consultarlo primero con el médico de cabecera, porque puede haber una enfermedad detrás y es necesario que un profesional especializado lo trate. Sin embargo, en otros casos, el problema es la ansiedad.

Por último, una de las cosas que más suele molestar en la ansiedad son los pensamientos. Los pensamientos que nos inquietan, que aparecen continuamente, preocupaciones más o menos importantes o más o menos racionales. Puede que hasta este momento no nos haya preocupado nada de esto, pero ahora, de repente me molesta muchísimo una cosa que no puedo controlar. Esto muchas veces puede provocar irritabilidad con los demás, pérdida de autoestima, miedos, evitar situaciones estresantes… Es decir, cosas que hacemos para intentar no pensar en lo que nos preocupa o evitar sobrepensar tanto. Muchas veces esto, en vez de ayudar, hace que pienses más en ello.

Si todo esto te pasa, es probable que no estés pasando por tu mejor momento y es posible que estés ansiosa. Recuerda que la ansiedad es algo que se puede trabajar y que no vas a estar sola en ningún momento si decides acudir a terapia. Ninguna de las preocupaciones que tengas es irrelevante o una tontería, todos nos ponemos nerviosos alguna vez y todas nos preocupamos, a veces, por cosas que no tienen sentido.

Si estás mal y necesitas un empujón pide ayuda, en consulta nunca se juzga, solo se ayuda.

¿Necesito ir al psicólogo?

Necesito ir al psicólogo

Muchas veces tenemos la duda, ¿es tan importante?, ¿seré yo que me quejo mucho?, ¿estaré realmente tan mal como pienso?

Mi respuesta siempre será la misma: sí estás mal y quieres ir, es porque tienes que ir.

Cada vez está más aceptada la idea de ir a un psicólogo y, por suerte, cada vez hay más conciencia sobre la importancia de la salud mental. Aun así seguimos dudando mucho, y es normal. La clave para saber si tienes que ir al psicólogo es si tienes un problema que no puedes resolver sola.

Siempre que duela, lo estés pasando mal, estés triste o nerviosa, no sepas qué hacer, sientas que necesites un apoyo o simplemente un hombro en el que llorar y no tengas a nadie con quien hacerlo, entonces necesitas ir al psicólogo.

La función de la psicología es ayudar, apoyar y animar.

También hay momentos en los que estoy muy mal pero siento que lo puedo arreglar sola, el problema es que no se arregla. Cuando tenemos enquistado un problema también podemos acudir a terapia, a alguien que lo vea desde otra perspectiva, desde fuera, y que nos ayude a tomar mejores decisiones.

Cómo en todo, mejor prevenir que curar. Cuanto antes vaya, más rápido será el proceso de recuperación, porque no estaré tan mal.

Además, hay problemas que tenemos muy interiorizados o normalizados que nos pueden hacer mucho daño y por lo que podemos ir a terapia:

  • Estado de ánimo bajo.
  • Llanto todo el tiempo o dificultad para llorar.
  • Sensación constante de estrés.
  • Insomnio o problemas de sueño.
  • Falta de apoyo (familia, pareja, amigos…).
  • Incertidumbre sobre el futuro.
  • Pensamientos recurrentes acerca de un tema que no puedo controlar o que me hace sentirme fatal.
  • Problemas en el trabajo, con la familia, con la pareja…
  • No querer hacer cosas que antes me gustaban.
  • Tener cada vez menos ganas de salir.
  • Tener miedos constantes.

Estos son solo algunos ejemplos. Es importante saber que por sí solos, puede que no constituyan un problema diagnóstico, pero quien los padece puede estar sufriendo igualmente.

Por ello, vuelvo a decir lo mismo: siempre que quieras ir a terapia, es porque necesitas ir a terapia. Puede que no haya un diagnóstico, que no tengas que tener depresión, ansiedad, trastorno de personalidad, etc. Puede que solo pase que llevas triste una temporada y no sabes cómo salir de ahí.

Por eso, siempre que necesites un empujón, pídelo.