CRISTINA PALACIO PSICOLOGÍA

Terapia online o presencial

Terapia online

La terapia es un proceso de autoconocimiento y desarrollo propio que puede ayudarnos a superar momentos difíciles de la vida. Puede haber pasado algo o simplemente estoy mal. En ese momento, es cuando puedo decidir ir a terapia. La terapia online cada vez está más extendida y es más conocida, pero para poder elegir de manera adecuada es necesario saber las ventajas de cada tipo de terapia.

Terapia presencial 

Ir a terapia de manera presencial tiene ventajas y desventajas, al igual que la terapia online. En el caso de la terapia presencial, es más conocida y el modelo de terapia típico, aunque tras la pandemia el modelo de terapia online ha ido poco a poco subiendo su importancia y su representación a todos los niveles. 

Ventajas de terapia presencial: 

  • Lugar específico: si en casa no tienes ningún lugar privado para ti, ir a terapia presencial te da ese lugar donde puedes abrirte sin miedo. 
  • Mayor contacto con el terapeuta: muchas personas quieren presencialidad por el hecho de ver “cara a cara” a la otra persona que está escuchando sus problemas.
  • Accesible para quien no sepa usar bien las videollamadas: en el caso de personas que no estén familiarizadas con las nuevas tecnologías puede ser más sencillo ir a terapia. 

Terapia online

Este tipo de terapia cada vez está teniendo más repercusión. Al contrario de lo que se pueda pensar, la terapia online tiene la misma eficacia que la terapia presencial. Todos los avances dependen, en parte de que el terapeuta sepa comunicarse bien y llegar bien a quien tiene delante, en parte de que la persona que vaya a terapia se implique en el proceso terapéutico. Así que esos elementos se mantienen cuando el proceso es online. 

Ventajas de la terapia online:

  • Mayor accesibilidad: puede acceder gente desde cualquier parte del mundo. Ya estés en un pueblo, muy lejos de cualquier psicóloga, o estés viviendo en el extranjero; tengas tiempo o no… Siempre puedes conectarte de manera online. 
  • Lugar seguro: en el caso de la terapia online nuestro lugar seguro es aquel que nosotras mismas elijamos. Podemos conectarnos desde casa, desde la habitación, la cocina, un despacho… desde cualquier sitio donde nos sintamos a gusto y decidamos cómo queremos estar. 
  • Seguimiento continuo: a lo largo del proceso terapéutico, puedo necesitar irme de viaje, cambiar de trabajo, mudarme… Cuando empiezas un proceso online, la terapia puede continuar allá donde vayas y permite que haya ese seguimiento terapéutico sin necesidad de cambiar de psicóloga o de alargar las sesiones para cada vez que vuelvas. 

En resumen, si estás dudando en empezar un proceso terapéutico y te gustaría que te ayudaran o te dieran un empujón, recuerda que siempre puedes pedir cita. Y si estás dudando entre si hacer terapia online o presencial, decídete por donde tú te sientas mejor, porque ambas tienen cosas buenas y ventajas diferentes. 

Necesitas un empujón? Nos vemos en terapia!

 

¿Preocupaciones u obsesiones?

obsesiones

No paro de pensar. Ojalá no me preocupase tanto. Me obsesiono mucho con las cosas. Mi mente es como una batidora que no para de dar vueltas. Me paso todo el día preocupada por las cosas. Mis obsesiones me hacen estar todo el día preocupada por todo sin parar. Todo me ralla. Todo lo pienso. No puedo dormir porque mi mente no para. Me despierto por la noche y empiezo a darle vueltas a la cabeza…

Todo esto y mucho más es lo que pensamos y decimos cuando no somos capaces de dejar de pensar. Solo pensamos: “ojalá pare”, pero nunca para. Por más que intentas controlar los pensamientos no paran, siguen y siguen.

Muchas veces eso se debe al estrés. Hay algo que nos pone nerviosas y precipita un montón de pensamientos y claro, tenemos una capacidad innata para preocuparnos por situaciones imposibles o escenarios muy poco probables. Pero que nos hacen un daño tremendo.

En otras ocasiones, las preocupaciones son tan intensas y tan repetitivas que podemos hablar de obsesiones. Es posible que, altos niveles de estrés, desencadenen un problema de obsesión y, que a todo ello se le una (o no) una serie de rituales para evitarlos. Digo “o no” porque no siempre tenemos rituales para que los pensamientos paren. Aunque ojalá parasen.

Además, esos rituales no siempre funcionan. De hecho, solo funcionan al principio. Cuanto más los vamos utilizando sobre nuestras obsesiones, menos funcionan y menos tiempo de tranquilidad tenemos. Además, agravan el problema un montón sin que nos demos cuenta.

Para todo ello puede haber diferentes maneras para poder afrontarlo:

  1. Lo más importante es que, si tienes rituales para reducir las obsesiones, los identifiques e intentes dejar de hacerlos. Esto mucha gente lo sabe pero no tiene la capacidad de dejar de hacerlo sola. Por eso, en muchas ocasiones, tener a alguien que te acompañe durante el proceso, ayuda a poder hacerlo. Y, si no eres capaz de conseguir este paso sola, te recomiendo pedir cita conmigo y que lo trabajemos en terapia.
  2. Para reducir el estrés es muy importante trabajar el deporte, la alimentación sana, una buena higiene de sueño y unos buenos horarios y tiempo de ocio. Muchas veces somos capaces de hacer uno, pero no todos. Si el problema es muy grave y el estrés es muy alto SIEMPRE es necesario hacerlo todo.
  3. Trabajar el pensamiento. Para esto hay diferentes ejercicios como escritura, ejercicios de mindfulness o trabajo en imaginación. Trabajar el pensamiento es complicado y no siempre se hace bien, sobre todo cuando intentamos huir. Es muy importante que, si notas que escribir se te queda corto (cualquiera de estos ejercicios) busques ayuda terapéutica. El apoyo de un profesional en estos momentos ayudará a que la intervención sea más efectiva y rápida.

En muchas ocasiones buscamos huir y no enfrentarnos a lo que nos da miento. Para aceptar un miedo solo tengo una opción: afrontarlo.

¿Quieres trabajar por ti para estar mejor? Nos vemos en terapia y, si necesitas un empujón, te ayudo a dar ese primer paso.

Pide cita!

Baja autoestima

Baja autoestima

Si nunca te has parado a pensar en lo que quiere decir tener la autoestima alta o baja, este es tu sitio. La autoestima es lo que se define como el amor hacia un@ mism@ o cuánto me quiero. Dentro de esto, está el autoconcepto, autoimagen, autoconocimiento…. Y cada una de estas partes son importantes para tener un buen concepto de un@ mism@.

Diferentes partes

El autoconcepto es la idea que tenemos de nuestra persona. Es muy importante porque para describirnos usamos palabras, y no es lo mismo usar malas palabras que palabras amables para hablar de cómo somos.

Por otro lado, está la autoimagen o imagen personal. Esto hace referencia a cómo nos vemos y cómo nos describimos físicamente. La idea que tenemos de cómo somos físicamente. Esta parte también es muy importante ya que le damos una importancia excesiva y, muchas veces, la gente se confunde creyendo que la autoestima se basa solo en la imagen personal. Esto es porque, normalmente, la sociedad le da mucha importancia a nuestro físico, y eso hace mella en cómo nos vemos.

El autoconocimiento lo podríamos definir por cuánto nos conocemos a nosotr@s mism@s y nuestra historia personal. También podríamos hablar de la autoaceptación, el autorespeto, la autonomía y capacidad para hacer cosas por un@ mism@…

Alta o baja autoestima

Cuando decimos que tenemos alta o baja autoestima, hay que tener en cuenta todas estas partes y todas las dimensiones de nuestra forma de ser.

Una alta autoestima no quiere decir creerse superior a los demás, si no quererse de manera sana y aceptarse tal y como somos. Todas las personas tenemos cosas buenas y malas, virtudes y defectos, y tener una buena autoestima no quiere decir que no tengamos esto en cuenta. Si no que somos conscientes y trabajamos por mejorar aquello que podemos mejorar, mientras que aceptamos aquello de nosotr@s que no podemos cambiar.

Una baja autoestima, por otro lado, se basa en tener un concepto muy malo de un@ mism@, tanto a nivel personal, como a nivel físico. En muchas ocasiones, las personas con baja autoestima son dependientes de los demás porque no creen en su propia autonomía. Además, no hacen cosas por cuidarse y darse cariño. El autocuidado es igual de importante que el resto de cuidados hacia las demás personas que conozcamos.

Consecuencias negativas

Este es un problema que se relaciona con trastornos de salud mental.

El bajo estado de ánimo hace que empeore nuestra autoestima. En muchas ocasiones cuando tenemos bajo ánimo y estamos tristes, es más común que aparezcan pensamientos negativos, sobre un@ mism@ y sobre el mundo. Por eso nuestra autoestima se ve afectada. Pero también puede ocurrir que como tenemos baja autoestima, el bajo estado de ánimo nos afecte más. Cuando aparecen pensamientos negativos sobre nosotr@s mism@s y tenemos una buena autoestima, somos capaces de dejarlos de lado y no creérnoslos. Mientras que cuando es baja, los pensamientos negativos afectan mucho más, provocando un mayor problema en el estado de ánimo.

También está relacionado con relaciones de dependencia. Como ya hemos dicho, cuando tenemos baja autoestima, tendemos a pensar que los demás pueden hacer o decir cosas que nosotr@s no y empezamos a depender de los demás para todo. En las relaciones de pareja esto puede ser un problema si la relación es mala porque, en muchos casos, esto impedirá romper con la relación.

Finalmente, una baja autoestima está relacionada con muchos complejos físicos y con trastornos de conducta alimentaria (TCA). Esta parte de aceptarnos es más difícil para algunas personas y corremos el riesgo de desarrollar un problema de salud mental grave. Dejar de ponernos la ropa que nos gusta, no ir a la playa por vergüenza a que nos vean el cuerpo, no salir en las fotos, no querer conocer a gente nueva…. Todo esto puede ser fruto de este problema.

Consejos para mejorar la autoestima

  • Reserva un tiempo para ti todos los días
  • Apúntate a actividades que te gusten y te motiven
  • Haz todos los días una actividad de autocuidado: échate cremas, lee un libro, date una ducha larga, cómprate un capricho, escribe, pinta, escucha música…
  • Ponte todo tipo de ropa
  • Intenta hacer las tareas del día a día por tu cuenta: ir a la compra sol@, ir sol@ al banco, a pasar la ITV, tómate un café e un bar a solas, vete al cine…
  • Háblate bien: cambia los insultos y las críticas por palabras de compasión y trátate como tratarías a un@ amig@

Si sientes que tu autoestima es muy baja y que puedes tener un problemas por esto, no lo dudes. Pide tu cita online y yo te doy ese empujón!

¿Por qué estoy triste?

Depresión

Diferencias entre tristeza y depresión

Estar triste puede ser muy bueno, porque la tristeza es una emoción normal que nos permite superar momentos difíciles. Para poder afrontar determinadas situaciones, necesitamos bajar mucho nuestra actividad y dejarnos llevar por esas emociones que, aunque a nadie le gusten, nos permiten continuar con la vida. 

Pero también es verdad que, otras veces, la tristeza puede ser un problema. Estar triste es un problema cuando no nos ayuda, sino que nos impide avanzar. Cuando estoy tan triste que no quiero hacer nada y, poco a poco, voy dejando de hacer todo lo que me gusta. Estar triste es un problema cuando no soy capaz de controlar esa emoción y me supera. 

Podemos decir, que la tristeza es un problema cuando se da alguna de estas situaciones: 

     

      1. Llevo triste tanto tiempo que no se puede decir que me esté ayudando a superar nada. 

      1. La tristeza es tan grande, que no puedo seguir haciendo mi vida normal.

      1. Estoy triste sin que haya pasado nada para que lo esté. 

    Cuando se da alguna de estas situaciones y nos afecta tanto, es cuando es más necesario pedir ayuda y acudir a una persona especializada, porque la emoción no se está comportando de manera normal. Cuando la emoción no se comporta de manera normal es cuando hablamos de un problema psicológico, como la depresión o sintomatología parecida. 

    Desmotivación y depresión

    La tristeza, en algunas ocasiones, no se ve porque me sienta triste, sino por una apatía o desmotivación muy grandes. Una de las razones por las que la gente sigue en este bucle de estar mal es porque esta apatía y desmotivación les impide hacer cosas que antes les gustaban y tomar las riendas de su vida. 

    De hecho, en muchas ocasiones, hay falta de apoyo social por este hecho. Como la tristeza no se ve, la gente no entiende que haya personas que estén mal o que no quieran hacer nada y, poco a poco, dejan de invitar, llamar o insistir para que salgan. La persona que está mal, cada vez se va retrayendo más y más en sí misma y cada vez es más difícil salir. 

    Precisamente, la solución para dejar de estar triste es la contraria. Cuantas más cosas haga y más planes proponga, mejor estará. 

    Pensamientos negativos y depresión 

    Por otro lado, un gran problema de la tristeza patológica es que el discurso interno es muy negativo. Los pensamientos cobran mucha fuerza en la depresión, y no suele haber muchos buenos. La persona se encierra mucho en sí misma y se critica cada vez con más frecuencia, se culpa por las cosas que han pasado, estén o no relacionadas con ella, y tiene grandes sentimientos de fracaso. 

    Este discurso interno, merma mucho la moral de la persona que está mal, porque le dedica mucho tiempo a buscar todas las cosas que hizo mal. En muchas ocasiones, los pensamientos autodestructivos impiden dormir con normalidad y pueden afectar, no solo al sueño, sino a la alimentación, autoestima, al trabajo, relaciones personales, etc. 

    Cosas que hacer para evitar la depresión: 

       

        • Deporte 

        • Comer bien todo tipo de alimentos 

        • Practicar una buena higiene del sueño 

        • Quedar con amig@s

        • Salir a tomar el sol

        • Leer

        • Pintar

        • Bailar

        • Cantar

        • Escribir 

        • Hacer manualidades 

        • Ver a la familia 

        • Ir al cine 

        • Tener la casa ordenada

        • Regar las plantas

        • Etc. 

      Cualquier cosa que te guste y te motive a hacer más, es una buena actividad para evitar la depresión. Si ya estás en un mal momento, hacer cualquier cosa que antes te hiciese feliz, va a contribuir a que ahora estés mejor. 

      Recuerda que en muchas ocasiones, no podemos hacerlo todo solos. Si todo esto se te hace bola y crees que estás mal y que no puedes solucionarlo por tu cuenta, pide tu cita online

      Te ayudo a darte ese empujón que necesitas para volver a estar bien. 

      Me ha dejado mi pareja

      Dependencia emocional

      Rupturas de pareja y autoestima.

      Ruptura de pareja y dependencia emocional

      Sí, me ha dejado mi pareja, y el problema es que nos enseñan a estar en pareja pero no nos enseñan a estar solos. Muchas veces el motivo de consulta en terapia es por ruptura de pareja: “mi pareja me ha dejado y no soy capaz de superarlo”, “solo pienso en él”, “solo pienso en ella”, “no se me va de la cabeza”, “no sé cómo hacer para pasar página”…

      Una ruptura emocional es una catarsis. Es un cambio muy grande porque supone un cambio radical en tu vida, en la casa, en la familia, en los amigos… Puede afectar en mayor o menor medida, pero el cambio es inmenso.

      Además, una ruptura emocional supone un duelo. Olvidarse de la otra persona no siempre es fácil y, en muchas ocasiones, los intentos por olvidar no sirven. Muchas veces no sirve intentar olvidar porque, sencillamente, no podemos borrar todo el tiempo que pasamos con la otra persona de un plumazo. Hay que vivir el dolor, la pérdida, la decepción, el enfado… Lo que sea que te provoque esa ruptura. El problema es que muchas veces no nos vemos con fuerzas de afrontarlo y, en lugar de vivir la pérdida y pasar el duelo, agachamos la cabeza como las avestruces y dejamos que la vida nos pase por encima. Y claro, a veces nos machaca.

      Si a uno de los mayores cambios de tu vida, le añadimos un duelo, es normal que uno de los motivos de ir a terapia sea la ruptura de pareja. Pero es que, a todo esto se une, que no sabemos estar solos. Ahora, ¿voy a ir al cine sola?, ¿quién me acompaña a tomar un café?, ¿con quién voy a clases de baile?… La realidad es que todo esto lo puedes hacer sola, pero cuesta y duele mucho, porque no estamos preparados, porque no hay tanta gente que comente que va solo a un concierto o a una salida por el monte. Aunque la realidad es que mucha gente lo hace. El pensamiento más común es: “he fracasado”. Si no tengo pareja tiene que ser, necesariamente, porque nadie me quiere. ¿Qué voy a hacer el resto de mi vida si no tengo a nadie con quien compartirla?

      Baja autoestima y dependencia emocional. 

      La terapia ayuda mucho en todo el proceso porque te das cuenta de que esto no es así, que yo puedo hacer cosas sola, que no necesito que nadie esté conmigo para sentirme querida y, sobre todo, que no necesito tener pareja para quererme yo y sentirme válida por mí misma. Porque en terapia se trabaja mucho la autoestima.

      La autoestima es un factor que va a influir mucho en cualquier proceso de salud mental, igual que en las rupturas de pareja. Cuando yo me quiero a mí y me cuido, las parejas que elegiré serán mejores y, si existe una ruptura, la llevaré mejor.

      Por el contrario, si la autoestima es baja, llevaré peor la ruptura sentimental y es más probable que las parejas que escoja sean peores. Cuando no me quiero a mí misma, busco desesperadamente a alguien que sí lo haga, y no siempre tenemos suerte en este proceso. Generalmente, si tienes baja autoestima, tiendes a adaptarte mucho más a los deseos, límites y preocupaciones de los demás y tú pasas a un segundo plano en tu propia vida. Además, como yo no me quiero y necesito a alguien que sí lo haga, el momento de ruptura es mucho más duro. En estos casos, se puede desarrollar dependencia emocional de la otra persona, porque la otra persona te cubre necesidades que tú no eres capaz de cubrir, y eso te coloca en una situación de dependencia total.

      Salir de una relación de dependencia emocional es mucho más difícil que una ruptura al uso, porque la persona sufre mucho más y la capacidad para enfrentarse al dolor es menor. En estos casos, la terapia puede ayudar mucho, ya que no solo se trabaja la autoestima sino que hay un acompañamiento a lo largo de todo el proceso de ruptura y te ayuda a tomar decisiones orientadas a tus valores y objetivos vitales.

      Necesitamos reorientarnos a qué es lo que quiero YO. Dejar de pensar tanto en los demás y pensar un poco más en mi. Cuando sé qué es lo que quiero y cómo lo quiero es más probable que viva más feliz y establezca relaciones sanas con las personas de mi alrededor. Recuerda, siempre que necesites un empujón, pide tu cita y tendrás a un profesional que te entienda y ayude en los momentos difíciles.

      ¿Crees que tienes ansiedad?

      ¿Crees que tienes ansiedad?

      Para hablar de ansiedad hay que hablar primero de estrés. El estrés es una emoción que tenemos todas las personas en un momento dado ante una situación difícil. Este estrés nos permite reaccionar de manera adecuada a la situación. Por ejemplo: en un examen me pongo nerviosa porque no sé qué me van a preguntar, pero eso hace que cuando vea las preguntas me venga la información mucho más rápido que cuando estoy en casa repasando y, al final, me sale todo muy bien. Ese es un estrés adecuado, pero también hay veces que nos pasamos de revoluciones, ahí es cuando podemos hablar de ansiedad.

      ¿Alguna vez te ha pasado que vas al examen, te lo sabes todo, y te quedas en blanco? ¿Tienes una exposición en el trabajo y, aunque lo has practicado mil veces, no sabes qué responder cuando te preguntan? ¿Alguien te habla y entras en pánico porque no sabes qué decir? Eso es porque nuestro nivel de alerta está funcionando mal, es decir, nos hemos pasado de revoluciones y nuestra respuesta no es adecuada a la situación.

      La ansiedad no solo se ve cuando respondo mal y no sé cómo reaccionar. También podemos notar ansiedad cuando estamos contantemente agitadas, no paramos de movernos, tenemos sudoraciones, palpitaciones… Además, en muchos casos puede afectar al sueño y a la alimentación. En la mayoría de los casos, la ansiedad impide dormir adecuadamente, estamos muy activas y te pasas todo el tiempo dando vueltas en la cama para coger el sueño o despertándote continuamente a lo largo de la noche. Con la comida la ansiedad de porta de manera diferente, porque a veces hace que comamos un montón y otras veces nos cierra el estómago y no puedes comer nada.

      Por otro lado, a nivel físico la ansiedad también puede producir problemas. Si has hablado con tu médico y te ha dicho que no hay causa para un problema de este tipo, lo más común es que después te diga que puede ser por ansiedad o estrés. Dolores musculares, jaquecas, dermatitis, caída del pelo, conductas de rascado… Esto siempre es muy importante consultarlo primero con el médico de cabecera, porque puede haber una enfermedad detrás y es necesario que un profesional especializado lo trate. Sin embargo, en otros casos, el problema es la ansiedad.

      Por último, una de las cosas que más suele molestar en la ansiedad son los pensamientos. Los pensamientos que nos inquietan, que aparecen continuamente, preocupaciones más o menos importantes o más o menos racionales. Puede que hasta este momento no nos haya preocupado nada de esto, pero ahora, de repente me molesta muchísimo una cosa que no puedo controlar. Esto muchas veces puede provocar irritabilidad con los demás, pérdida de autoestima, miedos, evitar situaciones estresantes… Es decir, cosas que hacemos para intentar no pensar en lo que nos preocupa o evitar sobrepensar tanto. Muchas veces esto, en vez de ayudar, hace que pienses más en ello.

      Si todo esto te pasa, es probable que no estés pasando por tu mejor momento y es posible que estés ansiosa. Recuerda que la ansiedad es algo que se puede trabajar y que no vas a estar sola en ningún momento si decides acudir a terapia. Ninguna de las preocupaciones que tengas es irrelevante o una tontería, todos nos ponemos nerviosos alguna vez y todas nos preocupamos, a veces, por cosas que no tienen sentido.

      Si estás mal y necesitas un empujón pide ayuda, en consulta nunca se juzga, solo se ayuda.

      ¿Necesito ir al psicólogo?

      Necesito ir al psicólogo

      Muchas veces tenemos la duda, ¿es tan importante?, ¿seré yo que me quejo mucho?, ¿estaré realmente tan mal como pienso?

      Mi respuesta siempre será la misma: sí estás mal y quieres ir, es porque tienes que ir.

      Cada vez está más aceptada la idea de ir a un psicólogo y, por suerte, cada vez hay más conciencia sobre la importancia de la salud mental. Aun así seguimos dudando mucho, y es normal. La clave para saber si tienes que ir al psicólogo es si tienes un problema que no puedes resolver sola.

      Siempre que duela, lo estés pasando mal, estés triste o nerviosa, no sepas qué hacer, sientas que necesites un apoyo o simplemente un hombro en el que llorar y no tengas a nadie con quien hacerlo, entonces necesitas ir al psicólogo.

      La función de la psicología es ayudar, apoyar y animar.

      También hay momentos en los que estoy muy mal pero siento que lo puedo arreglar sola, el problema es que no se arregla. Cuando tenemos enquistado un problema también podemos acudir a terapia, a alguien que lo vea desde otra perspectiva, desde fuera, y que nos ayude a tomar mejores decisiones.

      Cómo en todo, mejor prevenir que curar. Cuanto antes vaya, más rápido será el proceso de recuperación, porque no estaré tan mal.

      Además, hay problemas que tenemos muy interiorizados o normalizados que nos pueden hacer mucho daño y por lo que podemos ir a terapia:

      • Estado de ánimo bajo.
      • Llanto todo el tiempo o dificultad para llorar.
      • Sensación constante de estrés.
      • Insomnio o problemas de sueño.
      • Falta de apoyo (familia, pareja, amigos…).
      • Incertidumbre sobre el futuro.
      • Pensamientos recurrentes acerca de un tema que no puedo controlar o que me hace sentirme fatal.
      • Problemas en el trabajo, con la familia, con la pareja…
      • No querer hacer cosas que antes me gustaban.
      • Tener cada vez menos ganas de salir.
      • Tener miedos constantes.

      Estos son solo algunos ejemplos. Es importante saber que por sí solos, puede que no constituyan un problema diagnóstico, pero quien los padece puede estar sufriendo igualmente.

      Por ello, vuelvo a decir lo mismo: siempre que quieras ir a terapia, es porque necesitas ir a terapia. Puede que no haya un diagnóstico, que no tengas que tener depresión, ansiedad, trastorno de personalidad, etc. Puede que solo pase que llevas triste una temporada y no sabes cómo salir de ahí.

      Por eso, siempre que necesites un empujón, pídelo.